Marc Bekoff: “Llamar “invasores” a los animales tiene como consecuencia una discriminación generalizada”

Hemos decidido traducir y compartir dos artículos de Marc Bekoff en los que el autor reflexiona sobre la influencia que tienen las palabras que utilizamos para referirnos a los demás (tanto animales no humanos como humanos) en su marginalización, además de aportar una muy necesaria perspectiva antiespecista al asunto de la demonización de las especies consideradas invasoras.

Etiquetando a los animales no nativos: la psicología del insulto.

Llamar “invasores” a los animales tiene como consecuencia una discriminación generalizada.

Los ecosistemas evolucionan: no existe una vuelta a “los viejos tiempos” o a “como eran las cosas antes”.

En una entrevista que tuve con la escritora del Boston Globe Linda Rodriguez sobre las ardillas grises “invasoras” en Reino Unido, hablamos de una serie de temas, entre ellos las palabras que usamos para referirnos a los demás animales. También hablamos sobre la discriminación entre seres humanos hacia un exogrupo, es decir, hacia un grupo social con el que un individuo no se identifica, y cómo esta puede estar relacionada con cómo percibimos a los animales no nativos, conocidos como “invasores” o “plagas”.

Muchas personas en el mundo están interesadas en la forma en la que tratamos a los demás animales, incluidos los no nativos. Recientemente, Nueva Zelanda declaró una guerra a gran escala a los depredadores no nativos con una iniciativa, respaldada por el gobierno, que tiene el objetivo de eliminar a estos seres de las islas para 2050; además, Australia planea utilizar dingos autodestructivos, implantándoles cápsulas de veneno 1080 de liberación prolongada, para matar a las cabras no nativas (ver “Australia to kill goas using self-destructing dingos” y los links que contiene). Desde el punto de vista del ecologismo y el conservacionismo, en general, este tipo de genocidios no suelen funcionar, algo en lo que la mayoría de les investigadores están de acuerdo. Cuando se introduce un animal en un ecosistema el paisaje cambia y tanto los residentes no humanos como la flora se adaptan a la presencia de otros individuos, ya sean natives o no. Cuando se retira a una especie de un ecosistema, no es posible volver a “los viejos tiempos” o a “como eran las cosas antes” porque el ecosistema ha evolucionado y ha cambiado para siempre.

Los ecosistemas son dinámicos, no estáticos, y no hay motivos para pensar que en el pasado todo iba bien para los demás animales. Rediseñar un ecosistema es una tarea compleja y este artículo no es lugar para entrar en detalles. Para más información sobre el tema recomiendo los libros The New Wild: Why Invasive Species Will Be Nature’s Salvation de Fred Pearce y Trash Animals: How We Live with Nature’s Filthy, Feral, Invasive, and Unwanted Species de Kelsi Nagy y Phillip Johnson (también el artículo “Stray Animals and Trash Animals: Don’t Kill the Messengers”).

La importancia de los nombres y la discriminación

Hablando con Linda Rodriguez, no parábamos de lanzarnos diferentes ideas interesantes de una gran variedad sobre los animales no nativos. Ella mencionó la importancia de las palabras que utilizamos para referirnos a los demás animales y cómo esto está relacionado con la discriminación. Inmediatamente se me vino a la mente el estudio del Dr. Gordon Hodson y sus compañeres de la Brock University en St. Catherine’s, Ontario, Canadá, sobre las raíces de la deshumanización de les inmigrantes humanes (para un análisis más general ver más abajo “Deshumanización y similitud animal-humano”). En un ensayo de Kimberly Costello y el Dr. Hodson titulado “Exploring the roots of dehumanization: The role of animal—human similarity in promoting immigrant humanization” podemos leer:

“Sabiendo que una separación exagerada entre humanes y no humanes tiene como consecuencia un aumento de la deshumanización de inmigrantes, se vuelve imperativo determinar cuándo y cómo se desarrollan las creencias en la superioridad humana y la inferioridad no humana. Les niñes son socializades para creer en la superioridad humana frente al resto de animales a través de la influencia de su familia, la educación religiosa, las tradiciones culturales y las industrias que promueven la explotación de los animales no humanos. Esta socialización lleva a les niñes a aceptar la “legitimidad” de la dominación de los animales no humanos”.

Les autores señalan la importancia de determinar “cómo se desarrollan las creencias en la superioridad humana y la inferioridad no humana”, lo cual es especialmente importante porque hay jóvenes en Nueva Zelanda que matan animales en proyectos escolares. Les autores también escriben sobre la importancia de “rehumanizar” a los grupos discriminados para reducir la hostilidad y la violencia.

La psicología del conservacionismo, la antrozoología y el conservacionismo compasivo nos pueden ayudar a repensar cómo tratamos y etiquetamos a los demás animales

Las palabras que utilizamos para referirnos a otros seres (humanos y no humanos) influyen en cómo los percibimos y los tratamos (ver, por ejemplo, “Is an Unnamed Cow Less Sentient Than a Named Cow?”). Llamar “invasivos” a los demás animales es enfatizar que no formaban parte del ecosistema o sistema social originales, lo que nos permite minusvalorarlos, discriminarlos y asesinarlos de formas terribles. Algunas personas los acaban despreciando y aceptando el uso de métodos violentos para eliminarlos. Los individuos no deseados, los “desechables”, no son eutanasiados porque no se trata de una muerte por piedad (ver “Animal ‘Euthanasia’ Is Often Slaughter: Consider Kangaroos”). Son asesinados y maltratados de una forma inhumana. Asimismo, referirnos a les humanos no natives como “inmigrantes” enfatiza el hecho de que no pertenecen al grupo hegemónico, y no hace falta más que leer los periódicos o ver las noticias para ver este tipo de discriminación y odio en acción.

Los nombres son muy importantes, y me gustaría que existiera más investigación en esta área. Es una mina de oro para psicólogues del conservacionismo, antrozoologues e investigadores interesades en el conservacionismo compasivo (ver la web del Centre for Compassionate Conservation en Sydney, Australia). Parte de la resilvestración personal conlleva reconectar con la naturaleza y los demás animales y adquirir un profundo aprecio por los fascinantes animales con los que compartimos nuestro magnífico planeta y los diversos y maravillosos ecosistemas en los que viven, sus hogares.

En esta línea, a menudo pido a otras personas que piensen en sus perros o perras y les pregunto “¿le harías esto a tu perra?” o “¿permitirías que tu perro fuera brutalmente asesinado por ser una especie invasiva?”. Estos animales pueden ser utilizados para tender puentes: después de explicarles el porqué de estas preguntas estas personas pueden llegar a entender que los animales que están siendo asesinados no son menos sintientes que aquellos con los que comparten sus hogares.
La mayoría de los seres humanos necesitamos reconectar con la naturaleza y con los demás animales (ver “Is an Unnamed Cow Less Sentient Than a Named Cow?”). Un excelente punto de partida son les más jóvenes (ver el programa Root & Shoots de Jane Goodall). Sin embargo, todes nos beneficiaríamos de una dosis de resilvestración personal para evitar la alienación de los demás animales en nuestro mundo ajetreado y dominado por humanes. Así que, pongámonos manos a la obra.

Deshumanización y similitud animal-humano

La investigación de los prejuicios sobre grupos marginales humanos proporciona descubrimientos fascinantes.

Nuestras relaciones con los otros animales son complejas, frustrantes, desafiantes y van por todos lados. He escrito sobre esto en muchos ensayos diferentes. Está claro que necesitamos una agenda de investigación de amplio espectro para llegar a una comprensión más completa de quiénes somos y quiénes son “ellos” los demás animales.

Hace poco estuve hablando con Katherine Schrieber, editora de Psychology Today, sobre el campo de rápido crecimiento de los estudios entre humanos y animales y ella me preguntó por una investigación de Gordon Hodson y sus compañeres en la Universidad de Brock en St. Catherine’s, Ontario, Canadá, de la cual no me había enterado hasta ese momento. Katherine me envió una copia de un artículo de Kimberly Costello y el profesor Hodson titulado “Explorando las raíces de la deshumanización: el papel de la similitud animal-humano en el fomento de la humanización de los inmigrantes” que abrió un nuevo mundo de ideas para estudiar no solo entre relaciones humanos y animales sino también relaciones humano-humano. Todavía sabemos poco sobre los orígenes de la deshumanización, aunque está bastante extendida en mis frentes.

Se puede ver un resumen de este artículo aquí y estoy seguro de que el profesor Hodson (ghodson@brocku.ca) enviaría un PDF del ensayo completo a quien lo solicite.

En pocas palabras, Costello y Hodson se interesaron por los factores que llevaron a la humanización de les inmigrantes y descubrieron que “las creencias de que los animales y los seres humanos son relativamente similares se asocian con una mayor humanización de les inmigrantes, lo que a su vez predice actitudes más favorables hacia los inmigrantes… Enfatizar la similitud entre animales y seres humanos (en lugar de entre los seres humanos y los animales, o la división humano-animal) resultó en una mayor humanización de les inmigrantes (incluso entre personas con muchos prejuicios) ” (Énfasis mío).

También escriben (p. 19): “Sabiendo que una separación exagerada entre humanes y no humanes tiene como consecuencia un aumento de la deshumanización de inmigrantes, se vuelve imperativo determinar cuándo y cómo se desarrollan las creencias en la superioridad humana y la inferioridad no humana. Les niñes son socializades para creer en la superioridad humana frente al resto de animales a través de la influencia de su familia, la educación religiosa, las tradiciones culturales y las industrias que promueven la explotación de los animales no humanos. Esta socialización lleva a les niñes a aceptar la “legitimidad” de la dominación de los animales no humanos”.

Rehumanizar y resilvestrar

Los autores también escriben sobre la importancia de “rehumanizar” a los grupos marginales. He escrito sobre la manía del antropocentrismo en otros artículos y esas ideas son muy útiles para mí mientras reflexiono sobre cómo podemos y debemos resilvestrar nuestros corazones y reconectarnos con otros animales (a menudo pensados como grupos marginales de la misma manera que los inmigrantes) y la naturaleza en su conjunto.

Espero mucha más investigación en este desafiante campo.

Nota: Otro ensayo amplía la investigación de Hodson y sus colegas. En el resumen de este artículo, escriben: “Comparar a los animales con los seres humanos expande la preocupación moral y reduce el especismo; sin embargo, comparar a los seres humanos con los animales no produce estos mismos efectos”.