“El insoportable demonio verde”: Un análisis crítico de la representación en la prensa sobre el exterminio de las cotorras argentinas en Madrid

El 21 de junio de 2022 se publicó el artículo “The Unbearable Green Demon”: A Critical Analysis of Press Representation around the Extermination of Monk Parakeets in Madrid (“El insoportable demonio verde”: Un análisis crítico de la representación en la prensa sobre el
exterminio de las cotorras argentinas en Madrid) en la revista académica Journalism & Media

Esta investigación demuestra que la prensa española ha reproducido una imagen sesgada de las cotorras argentinas y ha promovido su matanza en la ciudad de Madrid.

• La investigación, realizada por Laura Fernández, Jose A. Moreno y Alejandro Suárez-Domínguez del departamento de comunicación de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona), ha estudiado cómo 6 periódicos españoles representaron a estas aves en el período de 2015 a 2021.

• La investigación ha utilizado las metodologías cuantitativas del análisis de palabras clave y el análisis de emociones con tecnologías computacionales en R, combinado con una metodología cualitativa de análisis de los encuadres periodísticos.

• El estudio ha demostrado que la prensa española ha representado a estas aves de manera sesgada y poco ética, lo que ha facilitado la promoción del exterminio como única estrategia de control poblacional, limitando el conocimiento y elección de otros posibles métodos no letales de control poblacional. Además, se ha ridiculizado la compasión social hacia estas aves y se ha presentado de forma poco clara y transparente cuáles son las instituciones y responsables políticos de esta decisión para la ciudad de Madrid.

• La prensa ha utilizado un uso del lenguaje cosificador, criminalizador y especista, con una carga emocional muy negativa en las palabras seleccionadas. Todo ello ha favorecido la creación de actitudes negativas hacia las cotorras argentinas por el hecho de tratarse de aves desplazadas y alóctonas. La prensa, sin embargo, no ha incidido en el origen del problema de la introducción de estas aves, el comercio legal e ilegal de especies.

Para más información sobre la investigación se puede consultar el
resumen ejecutivo (pinchando aquí puedes descargarlo en pdf).

También se ha publicado un artículo sobre los resultados de la investigación en El Caballo de Nietzsche (pinchando aquí puedes verlo).

 

FCC y PP o el enésimo romance entre capitalismo y especismo

Hace ya un año que el Ayuntamiento de Madrid del Partido Popular adjudicó la matanza de cotorras a una UTE entre Matinsa y otra empresa que puede ser Dypsa o Dycsa, ya que estos dos nombres aparecen en distintos documentos relacionados con el contrato y en la web del ayuntamiento. Un error que ni siquiera se preocupan de corregir.

Una unión de empresas unicamente para hacer esta tarea, matar a las cotorras de Madrid. Para ello se han destinado 2,9 millones de euros; presupuesto que el Ayuntamiento atribuyó necesario para llevar a cabo el exterminio de 12.000 cotorras.

Aún teniendo la propuesta de una gestión más ética donde el presupuesto necesario era menor, el consistorio decidió optar por la más cara y la menos ética.

Matinsa, forma parte del grupo FCC, al que no le hace falta presentación porque es de sobra conocido. No son nada nuevos los negocios mantenidos por esta corporación y el PP, como tampoco serían nuevas las noticias relacionadas con sobornos, corrupción, financiaciones ilegales…

Hagamos un poco de memoria.

En 2019 FCC fue imputada por la Audiencia Nacional por sobornos de 82 millones de euros en las obras del metro de Panamá.

Resultó culpable por delitos de corrupción en transacciones económicas internacionales y blanqueo. Asociada con la empresa Oderbrecht participó en el concurso para las obras de construcción del metro de Panamá, donde fueron las únicas adjudicatarias, sobornaron al ministro de Panamá y para pagarle sobredimesionaron el acero necesario para las obras, además de cobrarlo al doble de su precio.

 

El nombre de FCC también aparece en el sumario de la “Caja B” del PP, un sistema de financiación del partido nutrido por donativos y aportaciones de empresas a cambio de adjudicaciones públicas. FCC, por su parte, hizo tres entregas en 2001 y 2008 por un total de 195.000 euros, también en época electoral.

Es reseñable que el presidente de la compañía entre 2001 y 2013 fuera José Mayor Oreja, hermano de Jaime Mayor Oreja, exeurodiputado y exministro del Interior en el gobierno de José María Aznar. En los papeles de Bárcenas constaban donaciones de FCC al PP por un total de 195.000

La constructora pagó 710.000€ a Jordi Pujol Ferrusola a cambio de la adjudicación de obras públicas en Cataluña y también aparece implicada en caso “Innova” por el desvío de fondos en la construcción del Hospital de Sant Joan de Reus.

Otro escándalo más de la compañía fue el intento de soborno de dos concejales socialistas de Xàbia para hacerse con la adjudicación del servicio de basuras, por un contrato de 10 años de 40 millones de euros. En esta ocasión, dos directivos de la empresa fueron imputados en este sumario. Uno de sus directivos fue detenido en enero de 2016 por el fraude en la recogida de basuras, precisamente en el contrato que tenía con el Ayuntamiento de Barcelona.

No podemos olvidar cómo esta corporación también ha estado implicada en la “Operación Púnica”, que investiga supuestos sobornos a políticos autonómicos y locales a cambio de adjudicaciones públicas. Francisco Granados exsecretario de Organización del PP en Madrid es el principal imputado. Waiter Music, otra de las empresas de la trama recibió donativos de 55.000€ por parte de FCC.

Parece que todo esto no es suficiente para dejar de confiar en una empresa, ni en un partido, ni en un gobierno. Habría que reflexionar mucho sobre esto y no hay suficientes líneas para hacerlo en este espacio. Porque de lo que queremos hablar es de los que salen peor parados, siempre los que están más abajo en la pirámide de la opresión, a los que menos se tiene en cuenta. Hablamos de los animales no humanos. Son ellos los que están sufriendo las peores consecuencias.

Un trato entre el Ayuntamiento de Madird y FCC de casi 3 millones de euros que le está costando la vida a miles de cotorras. El especismo da dinero,eso ya lo sabemos, la explotación de los cuerpos para sacar el máximo rendimiento. Al capitalismo le interesa que exista el especismo, le interesa una sociedad especista donde no se cuestione lo que se le hace a los demás animales.

 

¿Creéis que al Ayuntamiento de Madrid le importa la biodiversidad, le importan los gorriones, le importa el ruido? Si es así, poco lo ha sabido demostrar con otras políticas y acciones.

Lo que parece es que desde hace un par de años está preocupadisímo por la “invasión” de las cotorras y por ello se ha hecho una campaña contra ellas, acusándolas de algunos de los males que sufre la ciudad de Madrid. Y es que las políticas de conservación son desde hace mucho tiempo un negocio de miles de euros anuales que supera la intención de este artículo.

Introducir a las cotorras en el Estado español en la década de los 80 fue un negocio y querer acabar ahora con ellas es otro, ni más, ni menos.

El capitalismo, como dictan sus dinámicas internas, pasa una vez más por encima de cualquier vida para perpetuar sus beneficios.

Conoce a tus vecinas, evita su matanza

Tras dedicarnos a refutar las falacias que habitualmente se dicen sobre las cotorras (https://sonnuestrasvecinas.noblogs.org/enterate/) nos gustaría dar un giro a nuestra y vuestra mirada y acercarnos a la realidad de cómo sí son las cotorras.
Como en cualquier lugar, conocer a tus vecines hace que establezcas lazos, querencias y afectos que hacen que el día de mañana si tocan a une, nos tocan a todes. Por ello queremos mostraros algunas cualidades de estas vecinas que hacen que la ciudad de Madrid tenga un color más vivo, que traen una alegría con sus cantos que nos ayuda a olvidarnos por momentos del sonido frenético de la ciudad.
1. Las cotorras comparten sus nidos.
Las cotorras son aves gregarias, colectivas, crean comunidad. Y no solo entre los miembros de su misma especie. Estas aves son ingenieras de ecosistemas proporcionando cobijo a otras aves [1]. Existen observaciones de diferentes aves como gorriones (Passer domesticus), paloma zurita (Columba oenas) que aprovechan los nidos de las cotorras para crear sus espacios habitacionales, estableciéndose relaciones entre ellas [2],[3],[4].
¡Vamos como un bloque de vecines en el que puede que vivamos cada une de nosotres!

2. A las cotorras les encanta cotorrear entre ellas como a muches de nosotres.
Compartir conversaciones con nuestra gente es algo que hacemos y que a
parte de ser esclarecedor, es gratificante. A las cotorras también les encanta conversar entre ellas, solo tienes que estar un poco atente a su parloteo en cualquier parque donde están habitando. Vocalizan y modulan sus voces para comunicarse entre ellas [5].

3. Las cotorras conviven con la biodiversidad peninsular.
Se las acusa de desplazar a aves autóctonas como gorriones. Hemos visto anteriormente que para nada. También aves de importancia forestal (como dirían los conservacionistas) han sido observadas compartiendo los mismos lugares, el mismo espacio.
Si temes a alguien por su agresividad no te acercas a donde mora, intentas evitarle, por tu seguridad. De las cotorras se ha dicho que son aves agresivas dado su “comportamiento invasor”. Hay observaciones de cotorras junto a pico picapinos (Dendrocopos major), pito real (Picus viridis) [4], abubilla (Upupa epops), mirlo común (Tardus merula) entre otras aves que son indicadoras de salud ecosistémica y ambiental [6], [7].

4. Las cotorras alegran los parques con sus sonidos, sus colores, y sobre todo, con su actitud.
A muches de nosotres nos parece un regalo poder observar a estas aves que dan un toque de color a esta megaciudad que es Madrid, cuando surcan el cielo o están comiendo en los parques [8]. El amor a la diversidad consiste en eso, en acoger a lo diferente, a les otras formas de vida que comparten nuestro territorio, independientemente de dónde vengan y cómo sean. Simplemente por el hecho de estar, de existir puede ser un motivo de alegría
Puede que para otras personas humanas no sea así, pese a esto merecen respeto y no atentar contra su vida. Además, las cotorras son un ejemplo de actitud ante la vida y con el resto de aves con las que cohabita.

5. Las cotorras colaboran con sus aves vecinas para defenderse de los depredadores.
Como hemos comentado en la introducción cuando compartes espacio y te conoces, surgen diferentes afectos que hacen que se establezcan interdependencias y las necesidades sean mejor atajarlas en común que cada une por su lado. Las cotorras nos enseñan esto mismo con sus estrategias de defensa colectiva junto a otras aves para defenderse ante depredadores [1]. Puede que esta ave mal llamada “invasora” sea un ejemplo de convivencia que podríamos aplicar a nuestra sociedad. Puede que si conocemos mejor a les humanes que comparten espacios en nuestro barrio, edificio, trabajo, etc., podamos ver lo que nos une y hacer frente a las opresiones que nos atraviesan.

6. Las cotorras son supervivientes en la ciudad como muchas personas que viven en ella.
Sí, las ciudades, las grandes ciudades son sumideros de vida. Muches llegamos a ellas para buscar nuevas oportunidades, desarrollar nuestros anhelos y en muchos casos lo que nos encontramos es sobreviviendo más que viviendo.
Las cotorras han sobrevivido a ser secuestradas de sus hábitats, al comercio de sus vidas y luego se han adaptado al entorno que se han encontrado cuando han sido soltadas porque les humanes que un día las adquirieron ya no querían responsabilizarse de ellas o porque ellas mismas se liberaron. Han superado diferentes adversidades haciendo que sus poblaciones se establezcan en nuestros ambientes urbanos con éxito [9]. Puede que en vez de plantear su exterminio debiéramos estudiar más a fondo los mecanismos que han hecho que se conviertan en un símbolo de supervivencia, superación y acogida en una ciudad tan inhóspita como es Madrid.

7. Las cotorras molan muchísimo y aunque no molaran, no estaría justificado masacrarlas.
Al igual que en la primera parte de “Entérate” concluíamos reflexionando sobre en el caso de que fueran ciertos todos los bulos sobre ellas ¿No merecen un trato ético? En esta parte os hemos mostrado algunas de las bondades que conocemos, porque seguro que quedan más por descubrir y para ello tenemos que alentar por conocerlas, no por masacrarlas.
Por ello os invitamos a seguir conociendo a nuestras vecinas las cotorras y evitar su matanza. Más allá de gustos personales, las cotorras también son animales y como ya se ha demostrado [10], tienen capacidad de sentir además de intereses propios que merecen ser respetados. Por eso, en el caso de que fuera necesario intervenir en la población de cotorras, la única manera posible de hacerlo sería con una gestión ética.

Citas:
[1]https://www.mdpi.com/2079-7737/10/7/683

[2] https://www.mdpi.com/2076-2615/9/11/923

[3] https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4647397

[4]http://sergiodecarabias.blogspot.com/2019/10/la-cotorra-argentina-se-hace-amiga-de.html?m=1

[5]https://www.lavanguardia.com/vida/20040907/51262797649/el-lenguaje-de-los-loros.html

[6]https://www.miteco.gob.es/es/biodiversidad/temas/inventarios-nacionales/inventario especies terrestres/ieet_aves_sist_seg_indicadores_tendencia

[7] https://www.respiramadrid.org/post/biodiversidad

[8]Sal a un parque a observar quien lo habita, quien lo ocupa, quien lo vive.

[9]https://www.kent.ac.uk/parrotnet/map.html

[10] https://www.animal-ethics.org/declaracion-consciencia-cambridge/

La cotorra argentina se hace amiga de nuestros gorriones

*Reproducimos a continuación el artículo del mismo título escrito por Sergio de Carabias y publicado en su blog el jueves 17 de octubre de 2019: http://sergiodecarabias.blogspot.com/2019/10/la-cotorra-argentina-se-hace-amiga-de.html?m=1

De nuevo la cotorra argentina vuelve a ser protagonista en los medios generales de comunicación después de que la actual corporación del Ayuntamiento de Madrid al mando de José Luiz Martínez-Almeida, anunciara la semana pasada que, a partir del otoño de 2020, exterminará casi toda su población en la ciudad (unos 12.000 ejemmplares) con un gasto de cien mil euros.

Entre las muchas causas alegadas, ya de sobra conocidas, destaca el daño económico a infraestructuras y cultivos principalmente que provocan sus hábiles picos y pesados nidos (con riesgo incluido para las personas). Sin embargo, se recurre también a aspectos biológicos que, en palabras del delegado de Medio Ambiente, Borja Carabante, pueden resumirse en “los que vienen de fuera y lo hacen de forma agresiva no deben estar y no tienen el mismo derecho a la vida que tenemos todos“.

Efectivamente, una especie exótica invasora incluye en su propia definición ser agresiva y capaz de desplazar a especies autóctonas pero, justamente el motivo de esta publicación es mostrar una perspectiva distinta en la realidad de las cotorras.

Mi experiencia con estos ruidosos loritos verdes se remonta al año 2012 cuando llevé a cabo mi trabajo fin de carrera dirigido por Eduardo de Juana que se tituló: Expansión de la cotorra argentina en la ciudad de Madrid. Los datos que arrojaron aquel censo fueron de 1800 individuos, momento en el que la población estaba en clara expansión. Muchas eran las ideas preconcebidas que yo mismo tenía de las cotorras antes de pasar tantas horas observándolas por motivo del conteo de nidos que me permitió descubrir hechos y comportamientos que jamás había imaginado.

Por ejemplo, siempre había escuchado decir que la cotorra, más fuerte y grande, desplazaba a pajarillos menores que ella como el gorrión cuya población se encuentra en acusada recesión. Entre otras causas se da por hecho la competencia por el alimento y hasta la depredación directa sobre huevos y pollos. Sin embargo, en algunos de los nidos censados descubrí que ¡cotorras y gorriones compartían el mismo nido!

El ejemplo de líneas abajo lo encontré en el distrito de Hortaleza en unos focos que iluminaban unas canchas deportivas en el entorno del polideportivo Luis Aragonés y el Parque Viñuelas. Los gorriones además de merodear el entorno de los focos entraban y salían de algunas oquedades que quedaban en la parte inferior del nido.

Me atrevo a señalar que podemos encontrarnos ante un caso de inquilinismo por el que el gorrión obtiene una clara ventaja de construir su nido a buen resguardo del de la cotorra argentina que, además de ofrecerle un nuevo techo bajo el que nidificar, le protegerá de la llegada de potenciales depredadores como urracas. Mientras tanto, la cotorra, aparentemente, no se ve favorecida ni perjudicada por tal hecho.

Nido de cotorra argentina regentado por gorriones comunes. Año 2013. Destaca el ejemplar que se encuentra en la esquina superior izquierda del foco sobre el que se asienta el nido.

Otras instantáneas de relativa cercanía y convivencia que conseguí captar fueron junto al pico picapinos y pito real. Resulta fácil también contemplar bandos mixtos de cotorras y palomas que pastan juntas sobre el césped o acuden simultáneamente a comer el pan y otros alimentos que algunas personas les dan.

Cotorra argentina próxima a Pico picapinos.

El mismo caso encontré en los nidos de Casa de Campo que eran compartidos por cotorras, gorriones ¡y cigüeñas!

Nido de cigüeñas en Casa de Campo con la Torre de Madrid al fondo. Observación de entrada y salida de Cotorra argentina y Gorrión común en la parta baja. Año 2013.

 

Pito real “al acecho” de una cotorra argentina que pasta tranquila.

Por último, el caso de aparente inquilinismo que más llamó mi atención fue encontrar una paloma zurita en el interior de un nido de cotorra argentina, hemos de suponer casi con total seguridad que abandonado.

Paloma zurita en el interior de un nido abandonado de Cotorra argentina en el Parque de Aluche

De todo lo anterior deduzco que la presencia de la cotorra argentina en nuestras ciudades ha de estudiarse en profundidad desde un punto de vista propiamente ecológico, analizando a fondo sus interacciones con el resto de seres que lo componen. Cabe preguntarse si la tan señalada Cotorra argentina y acusada de todos los males, no merece mayor atención para incluso, descubrir si no es ella misma y su nicho ecológico el que puede facilitar el crecimiento de las poblaciones de algunas de nuestras aves autóctonas, algunasamenazadas, como el Gorrión común. Hasta aquí mi reflexión.

¿Es tan mala la cotorra como la pintan?

¿Es cierto que todas sus cualidades son defectos e impedimentos para la convivencia? ¿Es verdad que van a arrasar con la biodiversidad ellas solitas? ¿Las ha creado el mismísimo diablo, a su imagen y semejanza?

En vista de lo socialmente arraigadas que están algunas creencias sobre las cotorras (argentinas y de Kramer, en el caso que nos ocupa), no nos queda más remedio que divulgar ciertas informaciones basadas en estudios. Estas voces científicas contradicen y desautorizan los principales argumentos que se suelen dar para justificar el odio e incluso la matanza de nuestras vecinas aladas. Si te choca lo que vas a leer, es normal, llevan muchos años machacándonos con lo mismo. Pero en tu mano está acoger estas informaciones con honestidad y cambiar algunos puntos de vista, o seguir atrincherándote en las creencias y las versiones oficiales.

Algunas de las lindezas que se dicen sobre las cotorras y lo que en realidad ocurre:

1- “Son una especie invasora”

El concepto de “especie invasora” suele emplearse con fines alarmistas para asustar al público y crear sensación de peligro. [1] Es un concepto simplista que tiende a resultaren la demonización de estas especies, lo que justifica todo tipo de atrocidades que se cometan hacia ellas. Además, cada vez se está cuestionando más la solidez y la utilidad de dicho concepto. [2, 3, 4, 5, 6]

Las cotorras no nos han invadido: su presencia en Madrid se debe a las macroimprotaciones de animales realizadas en los años 80. [7] Ellas solo quieren sobrevivir y adaptarse al nuevo espacio en el que se les obligó a estar.

2- “Perjudican a las especies autóctonas y a la biodiversidad”

No está demostrado que las cotorras supongan un peligro para otras especies autóctonas, como el gorrión, ni hay informes científicos que demuestren la pérdida de biodiversidad por su presencia. [8, 9]

Por el contrario, existen investigaciones que han demostrado que sus nidos favorecen la nidificación de otras especies. [10, 11]

3- “Sus nidos son peligrosos”

Todavía no se ha documentado ningún caso en el que algún nido haya caído, pero creemos que eso es algo que se puede prevenir fácilmente con un control de los que supusieran peligro, al igual que se hace con las ramas de los árboles. [12]

4- “Son una plaga, son insalubres”

A día de hoy, no tenemos pruebas de que las cotorras en libertad transmitan enfermedades a seres humanos. La cotorra argentina es una especie que no suele tener muchos parásitos fecales. [13, 14]

La enfermedad que sí pueden contagiar (Chlamydia psittacii) no se detecta en estos animales cuando viven en libertad, así que lo peligroso en todo caso serían las tiendas que venden animales. [15]

5- “Son ruidosas”

El ruido en la ciudad es un problema que existe y que va mucho más allá de las cotorras. Vehículos motorizados, terrazas, tráfico aéreo, obras de construcción… Además, son una especie diurna que solo se hace oír durante el día.

6- “La matanza es la única solución”

Además de ser extremadamente crueles e injustas, las medidas letales no parece que vayan a resultar efectivas como método de control poblacional, pueden afectar a otras especies y posiblemente a medio plazo nuevos animales ocupasen ese nicho alimenticio que dejarían libre las cotorras. Hay elaborada un propuesta de gestión ética que busca evitar la masacre, tanto la que está en marcha actualmente en Madrid, como las que puedan ir llegando en diferentes municipios. [16]

Si quieres ampliar información sobre el tema, puedes ver esta charla de un ornitólogo o leer aquí sobre el informe que realizaron quienes ejecutaron la matanza en Zaragoza.

Quizá todo este te suene demasiado desafiante, demasiado nuevo o demasiado bonito. Te animamos a pinchar los enlaces, a buscar en las fuentes y valorar si merecen tu confianza o no. Y te animamos a hacer lo mismo con todas las cosas que te cuenten, no solo con las que te estamos contando aquí.

La convivencia es una de las más complicadas y a la vez necesarias artes. Ya sea con las cotorras argentinas o con las de Kramer, con nuestro vecindario, en nuestro centro de trabajo, con la familia… Diferentes personalidades atravesando diferentes momentos siempre pueden traer momentos de fricción. Tendremos que buscar las mejores maneras de solucionar o paliar los problemas entre iguales, pero la mejor solución nunca es una que elimina a una de las partes, es la que consigue que los intereses de las partes sintonicen en la misma frecuencia (o se acerca lo máximo posible).

Una última cosa: aquí se han compartido conocimientos que contradicen y desmantelan las habituales falacias que se dicen de las cotorras. Las cotorras no son lo que se dice que son. Pero podrían serlo, o serlo parcialmente, y nos parece importante dejar claro que eso tampoco nos parecería una justificación para masacrarlas como se está haciendo en diferentes puntos del planeta (ahora mismo está ocurriendo en nuestra ciudad, Madrid). Ese tipo de propuestas son inaceptables.

[1] https://www.psychologytoday.com/ca/blog/animal-emotions/201608/labeling-non-native-animals-the-psychology-name-calling

[2] https://www.alianzaeditorial.es/libro/ciencias/de-donde-son-los-camellos-ken-thompson-9788491043485/

[3] https://www.penguinrandomhouse.com/books/243204/the-new-wild-by-fred-pearce/

[4] https://www.nature.com/articles/474153a

[5] https://e360.yale.edu/features/native-species-or-invasive-the-distinction-blurs-as-the-world-warms

[6] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/j.1366-9516.2004.00061.x

[7] https://www.kent.ac.uk/parrotnet/map.html

[8] https://meridian.allenpress.com/wjo/article-abstract/128/3/556/167283/Examining-potential-relationships-between-exotic

[9] https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/03949370.2015.1119761

[10] https://www.mdpi.com/2076-2615/9/11/923

[11] https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4647397

[12] https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/21658005.2017.1366293

[13] https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/102629

[14] http://dspace.cibnor.mx:8080/handle/123456789/1729

[15] https://sfamjournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jam.14136

[16] http://www.acabemosconelmaltratoalaspalomas.com/2019/12/gestion-etica-de-cotorras-guia-y-pliego.html

[17] https://www.youtube.com/watch?v=_diS7InG3Vo

[18] https://sonnuestrasvecinas.noblogs.org/post/2021/07/26/hablan-los-verdugos-el-informe-control-de-la-especie-cotorra-argentina-myiopsitta-monachus-en-zaragoza-periodo-2006-2016/

“Apoya a tus especies invasoras locales”: retórica de la protección animal y especies alóctonas.

*Esta entrada es un resumen del artículo del mismo título. Puedes leer el artículo completo (en inglés) pinchando aquí. Las fotos utilizadas han sido extraídas del propio artículo.

En este artículo, publicado por la revista académica “Society & Animals” en su número 21, Mona Seymur aborda el estudio de la retórica desplegada en defensa de las especies no nativas y catalogadas como invasoras. Para ello, toma el caso de la población de cotorra argentina en el área metropolitana de Nueva York, centrándose en la representación que las campañas desarrolladas entre 2004 y 2008 hacen de estos animales y el tratamiento que se da a las ideas sobre especies exóticas.

Estudios previos han dado cuenta de la retórica del activismo en torno a las especies alóctonas de fauna y flora, apuntando sistemáticamente la centralidad de los sentires nacionalistas y/o xenófobos en los discursos anti-nonativos y la discusión pública sobre especies exóticas y extranjeras. Las perspectivas actuales sobre especies alóctonas, y particularmente aquellas designadas como especies exóticas invasoras, toman una significación simbólica en la que lo nativo se equipara a lo “realmente natural”, mientras lo no nativo se configura como “antinatural”. Se inserta así a estas especies en un discurso econacionalista o ecoregionalista que las devalúa como extraños destructores que suponen una amenaza para aquello esencialmente propio, una disrupción ecológica, económica o de otras clases, percibida o real, de un paisaje al que no pertenecen. Mientras dichos discursos se elaboran en los marcos de eliminación de dichas especies, Seymur nos señala que los estudios enfocados en la protección de la fauna se han dedicado a los esfuerzos en defensa de las especies nativas, y opta por trabajar sobre las campañas, igualmente numerosas, en defensa de las especies alóctonas.

La propagación de cotorras argentinas en Estados Unidos ha continuado, tras el programa de erradicación llevado a cabo por el gobierno a principios de los setenta, debido al comercio internacional de animales como mascotas, encontrándose colonias a lo largo de 15 estados, según datos de 2013. Aunque no han llegado a convertirse en la plaga para los cultivos que las instituciones temían, la concentración en áreas urbanas y su tendencia a anidar en estructuras del tendido eléctrico ha generado cortes de luz, caída de servicios e incendios. Y con ello la necesidad, por parte de las empresas de servicios públicos, de gestionar estos nidos como parte del mantenimiento de las infraestructuras. Sin embargo, la retirada de nidos ha levantado protestas entre las comunidades de residentes, ya que en muchos casos suponen la muerte de estos animales, bien por polluelos que caen al suelo, bien por la exposición a las inclemencias del clima durante la construcción de un nuevo nido. La región metropolitana de la ciudad de Nueva York constituye el caso de estudio por el grado alcanzado en esta defensa comunitaria de la cotorra argentina.

El área metropolitana de Nueva York comprende condados en Nueva York y Nueva Jersey, Connecticut y Pensilvania, con distribución de la cotorra argentina a través de las regiones litorales incluyendo Edgewater, Nueva Jersey; el Brox, Brooklyn y posiblemente Manhattan, Nueva York; Bridgeport, Stanford y New Haven, Connecticut. Las colonias se sitúan próximas a zonas de césped (una fuente de alimento) y ubicadas en puntos de altura estratégica (postes de luz, postes de servicio y árboles). Los nidos han sido vistos en cementerios, parques, campos deportivos, así como a lo largo de las calles. Esta distribución interestatal ha condicionado las circunstancias y objetivos de las distintas campañas de defensa, por un lado, debido a las distintas formas de gestión iniciadas por las compañías de servicios públicos, por otro, debido a las leyes estatales que rigen sobre las colonias. Más allá de las variables locales, la defensa de las cotorras se ha centrado en la petición de una gestión ética y en proyectos de ley orientados a la retirada de esta especie de las listas de especies invasoras o potencialmente peligrosas, que garantizaría su protección de cara al futuro. Además, la divulgación ha supuesto una piedra angular para las campañas, especialmente en Nueva York y Nueva Jersey, donde se ofrecen tours gratuitos, así como seguimiento actualizado sobre los animales y los esfuerzos por protegerlos.

A través del análisis de los materiales elaborados por los distintos grupos que han trabajado y trabajan en la defensa de las cotorras -blogs, páginas web, libros, peticiones, proyectos de ley, entrevistas, notas de prensa, artículos- el trabajo de Seymur establece cuatro temas de representación primaria de la cotorra argentina en estas campañas:

Las cotorras como activos urbanos:

Esta representación se caracteriza por la construcción de las aves como una incorporación positiva al paisaje metropolitano, en la que encontramos cinco variantes de aportación: como “ornamentos”, enriquecen el entorno con su belleza y travesuras, la estética de sus interacciones y vuelos; como “milagrosos”, en el sentido de valores espirituales relacionados con la evocación de la naturaleza y la alegría; como “generadores de ingresos”, al ser un recurso ecoturístico del que los comercios cercanos se benefician; como “herramientas didácticas”, pudiendo servir como entrada al interés por la fauna urbana y una mayor conexión con nuestro entorno; y como “tesoros comunitarios”, fuente de orgullo e identidad.

Las cotorras como animales admirables:

La segunda representación deja de lado los beneficios orientados a los habitantes humanos del paisaje urbano y se centra en las cualidades intrínsecas de los animales. Se desarrollan tres subtemas en torno a esta idea: como “abejas obreras”, enfocado en las habilidades en la construcción de sus complejos nidos; como” supervivientes”, se ensalza su capacidad de adaptación a un entorno evolutivamente extraño, frente a los ataques de depredadores urbanos, del clima y de las compañías de servicios públicos; como “palomas de la paz”, en referencia a su pacífica coexistencia en colonias, así como con otras especies.

Las cotorras como miembros de la comunidad:

Se construye la imagen de las cotorras como miembros de comunidades culturales y ecológicas. Para la representación de la comunidad cultural se establecen analogías a nivel local, estatal y nacional con los comportamientos, dieta y carácter de la población humana (desde la afición por la pizza, los orígenes migrantes o los atributos del imaginario colectivo sobre la identidad nacional). Por otra parte, la comunidad ecológica es una respuesta directa a la supuesta amenaza que suponen las cotorras para el ecosistema. Por ello, esta representación se basa en mostrar una imagen de las aves integradas en el ambiente urbano, compartiendo nidos con otras especies, explorando varias fuentes de alimentos, compartiendo baños en bandadas de aves nativas, empleando materiales disponibles para la construcción de nidos… En el nivel nacional se defiende incluso que la cotorra argentina viene a ocupar el nicho ecológico dejado por la extinta cotorra de Carolina. Además de desmentir el riesgo medioambiental atribuido a las cotorras, este subtema alega que las poblaciones actuales “han nacido en los Estados Unidos”, y por ello deberían gozar de la misma protección que otras especies nativas.

Las cotorras como población marginada:

Por último, como población marginada las cotorras se perfilan en torno a cuatro subtemas que sirven para condenar las prácticas de los distintos programas de gestión institucional. Así aparecen como víctimas de guerra, sometidas al asedio de las compañías de servicios públicos que se refleja en el uso de un léxico militar metafórico; como aviares ilegales, realizando un juego de palabras con la expresión “illegal aliens” (extranjeros ilegales) que recalca las similitudes en torno a la falta de derechos, privilegios y protección frente a la población considerada nativa y por ello sujeto de derecho; como deportadas y refugiadas, con un marcado signo relativo a los problemas sociopolíticos globales y la violación de derechos humanos incide en el desplazamiento involuntario de las aves a los Estados Unidos; como inocentes tergiversados, se hace alusión a las erróneas asunciones tomadas por los gobiernos estatales y compañías de servicios sobre la geografía y ecología de las cotorras que sirven como justificación de las políticas de erradicación. En este caso se toman dos direcciones, fundamentalmente empleando afirmaciones científicas que contradicen dichas asunciones, y, en segundo lugar, ridiculizando la catalogación como especie peligrosa al tomar el significado de “peligroso” que alude a lo fiero y temible.

La defensa de la cotorra argentina ha perfilado un imaginario de los pájaros, con alegatos estéticos, económicos, ecológicos, políticos y éticos, que establecen su pertenencia en las regiones en las que se han propagado y ponen en cuestión la necesidad de la gestión a la que son sometidas, al tiempo que denuncian la falta de protección legal como injustificable.

Los temas articulados por las redes de defensa de estos animales pueden ordenarse con los dos temas expuestos por Goedeke (2005) en su estudio sobre las nutrias de Missouri: las estrategias retóricas de “valoración” y la construcción de “víctimas inocentes” identificadas por Best (1987) en el contexto de presentación de demandas en interés de terceros. Los subtemas englobados en “activos urbanos” se relacionarían con el primer tropo, definiendo al sujeto como un recurso valioso que merece ser preservado; mientras aquellos descritos bajo el tema “población marginada” se colocan en el segundo.

El subtema “miembros de una comunidad ecológica” expresa un valor ecológico-estético. Mientras “animales admirables” parece comunicar valores simbólicos y estéticos expresados en las descripciones de su carácter. Finalmente “miembros de comunidades culturales” hace uso de la analogía con la población humana con la intención de generar simpatía y comprensión.

El discurso de los defensores de las cotorras muestra formas de confrontar y movilizar ideas sobre lo no nativo que no se habían tratado previamente en la literatura sobre retórica de la protección animal. El estatus “exótico” de las aves juega un papel crítico en la mayoría de los temas recogidos en tres variantes marcadamente distintas: apelando al origen de las aves, aprovechando nociones sobre lo exótico o minimizando la importancia del origen. En el primer caso los subtemas “supervivientes”, “aviares ilegales” y “deportados y refugiados” dibujan paralelismos con problemas sociopolíticos actuales e históricos relativos al origen. Este movimiento se orienta a poner en el foco las ramificaciones políticas de la ilegalidad, y resulta sorprendente en tanto la opinión pública cataloga “buenos inmigrantes” y “malos inmigrantes”, siendo la condición de ilegalidad un distintivo de la segunda categoría. Muchos de los subtemas de “activos urbanos” hacen uso de nociones de lo exótico. En este sentido es importante definir lo exótico como aquello resultan de un proceso de descontextualización, traído de otro lugar, y recontextualización en un nuevo espacio, susceptible de albergar nuevos significados. Por último, los subtemas “inocentes tergiversados”, “miembros de una comunidad ecológica” y “miembros de una comunidad cultural” tienden a minimizar la importancia del origen. En los dos primeros subtemas mencionados esto sirve para resaltar la integración en el ecosistema urbano. Como “miembros de una comunidad cultural” los orígenes quedan diluidos en las similitudes con la experiencia y carácter estadounidense y los estereotipos locales enraizados en la historia multicultural e inmigrante del territorio. Esta maniobra se reapropia de los discursos econacionalistas, colocando a las cotorras dentro del ideal de nación presente en el imaginario colectivo.

La defensa de la cotorra argentina pretende sacar provecho de su origen no nativo sumando nuevas perspectivas a la producción académica que se ocupa de la retórica de la protección animal, ante la controversia que rodea a las especies alóctonas en la actualidad y contribuyendo a la problemática de las relaciones humanas con otros animales y con el medio ambiente.

Hablan los verdugos. El informe “Control de la especie cotorra argentina (Myiopsitta monachus) en Zaragoza. Periodo 2006-2016”

Como seguramente ya sepáis, el Ayuntamiento de Madrid decidió a principios de 2020 hacer un control poblacional de cotorras argentinas y de kramer basado en su exterminio. El objetivo del consistorio es dar muerte a 12.000 cotorras en un plazo de dos años, y para ello ha contratado a la UTE (unión temporal de empresas) Matinsa-Dycsa. Matinsa forma parte del grupo empresarial FCC y de Dycsa no sabemos nada. Desde marzo de este año se ha comenzado a aplicar el plan de “gestión”, con una fase inicial de recuento y localización de nidos y un siguiente paso que sería la eliminación física de las cotorras. Tras el exterminio, los siguientes meses serían dedicados al estudio de la situación.

La matanza de cotorras es una manifestación más de una sociedad especista. Pero resulta curioso cómo la justificación de su exterminio está rodeada de mentiras y falsos rumores que se han ido extendiendo durante años.

No tenemos ni idea de cuál es la verdadera intención de querer acabar con estos animales, en este sistema capitalista la sospecha del beneficio económico siempre acecha, aunque el entramado es tan complejo y rocambolesco que es difícil verlo y como decimos no tenemos ninguna certeza.

Buscando algunas respuestas, navegando por internet hemos encontrado el dossier “Control de la especie cotorra argentina (Myiopsitta monachus) en Zaragoza. Periodo 2006-2016”, publicado por la Unidad de Agentes de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Zaragoza (noviembre de 2016).
Nos han llamado la atención las conclusiones que se muestran en este informe que cuenta y desmiente (sin querer) muchas de las falacias que durante años se han ido diciendo sobre las cotorras.

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“Tienen derecho a estar aquí, no a la matanza de cotorras en Madrid”. Crónica de la concentración del 17 de junio de 2021 a las puertas de FCC

El jueves 17 de junio amaneció complicado en Madrid. Durante toda la mañana llovió sin parar, lo que nos hizo dudar si podríamos siquiera llevar a la cabo la concentración de la tarde por falta de asistencia. El día anterior, operarios habían estado en el barrio de Usera retirando nidos de cotorras, ante las protestas de activistas y el horror de las cotorras que observaban y gritaban desde lo alto de los árboles aledaños. Y al mediodía del jueves nos enteramos de algo muy duro también: la Comunidad de Madrid había dado luz verde a que Vivotecnia continuase con sus experimentos, de hecho llevaban ya dos semanas funcionando. Nos inundaron muchas emociones diferentes, ninguna agradable, desde luego.

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“No las queremos ni muertas ni enjauladas; kramer o argentinas, las queremos vivas”. Crónica de la concentración del 27 de mayo de 2021 a las puertas de FCC

El jueves 27 de mayo cogimos el transporte público y nos fuimos hasta Las Tablas, un área residencial en el distrito de Fuencarral-El Pardo. Es un PAU enorme, con avenidas anchas, rotondas y urbanizaciones, que además acoge las sedes de algunas de las empresas más grandes por estos lares: Telefónica, Dragados, BMW, Mediaset, la ciudad BBVA y, cómo no, FCC, empresa encargada de la matanza de las cotorras en Madrid (a traves de su filial Matinsa).

A las 19:00h comenzamos la concentración frente a la sede de FCC, una mole de cristales tintados y metal, sembrada de cámaras de videovigilancia. Desde el principio el personal de seguridad se mostró nervioso y excitado por nuestra presencia, grabándonos con sus teléfonos móviles (como si con su sistema de videovigilancia no tuvieran suficiente), moviéndose constantemente, hablando por teléfono, etc.

Nos juntamos 25 personas y durante la hora y cuarto que duró la protesta no hubo un solo minuto de silencio. Tener enfrente los despachos de quienes toman las decisiones sobre el futuro de nuestras vecinas cotorras nos dio la energía necesaria para hacer la concentración todo lo ruidosa y llamativa que pudimos. Además, el trasiego era mayor que en la sede de Matinsa y tanto viandantes como personal de FCC se cruzaron con nuestra disruptiva presencia. Gritamos las frases habituales en estas convocatorias: “Cotorras de kramer, son nuestras iguales; cotorras argentinas, son nuestras vecinas”, “No las queremos ni muertas ni enjauladas, kramer o argentinas, las queremos vivas”, “No son invasoras, son supervivientes”, etc. También se leyeron dos comunicados, uno dirigido a FCC y otra dirigido a las personas asistentes a la concentración.

Pese a ser menos gente que en las anteriores convocatorias, nos fuimos de allí con muy buen sabor de boca. Protestar justo en la cara de quienes tienen la responsabilidad sobre la matanza, y comprobar que hay un grupo de gente que participa en las convocatorias aunque sean tan lejos del centro, nos dieron el empujón definitivo para decidirnos a convocar otra concentración en el mismo sitio el jueves 17 de junio, a las 19:00h.

La ejecución del plan de control poblacional ha comenzado y se espera que el grueso de la matanza tenga lugar en agosto, así que nos queda algo de tiempo para intentar conseguir que FCC-Matinsa cambie sus planes.

Gracias a todas las personas que estáis participando en esta lucha.

¡No son invasivas, son nuestras vecinas!

¡No a la matanza de cotorras!